Decidí vender mi alma al diablo. El alma es lo más valioso que tiene el hombre, de modo que esperaba hacer un negocio colosal.
El diablo que se presentó a la cita me decepcionó. Las pezuñas de plástico, la cola arrancada y atada con una cuerda, el pellejo descolorido y como roído por las polillas, los cuernos pequeñitos, poco desarrollados. ¿Cuánto podía dar un desgraciado así por mi inapreciable alma?
—¿Seguro que es usted el diablo? —pregunté.
—Sí. ¿Porqué lo duda?
—Me esperaba al Príncipe de las Tinieblas y usted es, no sé, algo así como una chapuza.
—A tal alma, tal diablo —contestó. —Vayamos al negocio.
FIN
SLAWOMIR MROZEK
Reflexivas letras. Un buen texto.
ResponderBorrarUn abrazo.
Gracias por la visita, Amalia.
BorrarQue tengas muy grata tarde. Un abrazo 🏙
Me hiciste sonreír. Te mando un beso.
ResponderBorrarPues, que bien :) una sonrisa es muy bonito.
BorrarBeso, Alexander. Que tengas magnífica noche. Gracias por la visita 🌃
ja ja...Bueno, a mí también me sacaste una sonrisa. ¿Será que las personas tenemos en algunas oportunidades el ego muy elevado y, nos creemos más de lo que somos en realidad? Yo creo que va por ese lado tu relato.
ResponderBorrarAbrazos Iván
Jaja!
BorrarEs que el micro es buenísimo.
Sí... de acuerdo contigo. El relato va por el lado del ego. El diablo lo hizo pedazos con la respuesta. Y quizás el negocio no iba a ser muy conveniente :)
Un gusto, Tatiana. Muchas gracias por la visita. Que tengas un magnífico jueves. Abrazos 🏙
Muy bueno, Iván, gracias por traer a este autor para mí desconocido, un abrazo!
ResponderBorrarGracias por la visita, María Cristina. Genial que te haya gustado.
BorrarQue tengas muy buena tarde. Un abrazo! :) 🏙